"Lo primero que el médico debe mandar en la calentura de la sangre corrompida y en otras enfermedades peligrosas es que se confiese el enfermo, porque además de perder su cuerpo perderá también su alma". Tratado breve de medicina de Fray Agustín Farfán. Méjico 1592. Colección de Incunables Americanos.
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