Casi todas las aplicaciones ejecutadas actualmente sobre microcontroladores necesitan conocer mucho mejor cómo consumen los valiosos recursos de los que disponen en cuanto a memoria, ciclos de reloj y, quizá el más importante, la energía. Y mientras los ingenieros puedan saber de manera instintiva cuánta energía consumirá una aplicación, sólo un minucioso examen avalará este instinto. El examen se realiza generalmente en forma de una sencilla medida de la corriente promediada a lo largo de un tiempo determinado y luego extrapolada para deducir una previción del tiempo de vida operativa, por ejemplo para una célula de batería.
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