La historieta sentimental de los años cuarenta y cincuenta jugó un papel fundamental en la educación de la mujer durante la época de la posguerra en España. Publicaciones como Florita, Mariló o Blanca difundían una construcción simbólica de la feminidad basada en la sumisión. La mujer era el sujeto destinado al amor y debía prepararse para ese final único. Valores como la sencillez, la honradez, la entrega absoluta al hombre y a la familia y el rechazo de la fantasía constituían la axiología de estas publicaciones. De esta forma, el cómic femenino perpetuaba las relaciones asimétricas de poder presentes en la sociedad española de la época mediante un proceso en ocasiones autorreferencial, ya que fueron muchas las autoras que colaboraron en la difusión de esta imagen reduccionista.
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