Marcela Salas Cuesta, María Elena Salas Cuesta
Durante el virreinato era regla que los entierros se hicieran principalmente en el interior de las iglesias, aunque también se utilizaron atrios y conventos. La Iglesia siempre estuvo presente en la espera y la llegada de la muerte, despertando la preocupación y el celo de los fieles mediante misas, fundaciones y donativos para ocupar el sitio escogido o designado para el eterno descanso.
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