Los líderes se equivocan, incluso los muy buenos. Para entender estos procesos fallidos, los autores analizaron 83 decisiones tomadas por líderes políticos y de negocios, de organizaciones de todo tipo y tamaño en el mundo entero. Descubrieron que muchas resoluciones poco felices son producto de una "confusión" del pensamiento. En otras palabras, que determinadas situaciones pueden llevar al cerebro a interpretar erróneamente los hechos. Al revisar los procesos de toma de decisiones que dieron lugar a esas medidas desacertadas, comprobaron que los errores hubieran podido corregirse a tiempo, teniendo tan sólo en cuenta las evidencias. Como protección contra estas situaciones engañosas, recomiendan la adopción de una metodología que permite identificar las condiciones de riesgo ante las cuales es necesario tomar distancia y "pensarlo de nuevo".
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