La División de la Población de las Naciones unidas publicó en 1982 una serie de tablas tipo de mortalidad para los países en desarrollo. Estas han sido muy pronto adoptadas y ampliamente utilizadas, tanto en la enseñanza como en la investigación en demografía. Sin embargo, un cierto número de preguntas relativas a su interpretación y a su utilización no han recibido todavía respuesta satisfactoria. En este artículo, el autor examina las evoluciones de la mortalidad en las poblaciones estudiadas por la División de la Población a principios de los años 1980 y compara las estructuras de la mortalidad de estos países con los modelos elaborados por la División de la Población y con los de Coale y Demeny. Muestra que, para muchas de estas poblaciones, las estructuras de la mortalidad están mejor representadas por los modelos de Coale y Demeny que por los de las Naciones unidas. Entre estos últimos, algunos no son específicos de las regiones en desarrollo y se ha observado en un gran numero de países desarrollados estructuras de mortalidad que tienen el mismo perfil. En la mayor parte de las poblaciones, las estructuras por edad de la mortalidad han tenido transformaciones considerables durante el proceso de caída de la mortalidad. Es en base a estas comprobaciones que el autor trata un cierto número de problemas relativos a la interpretación y al uso de las tablas tipo de mortalidad de las Naciones unidas.
La Division de la Population des Nations unies a publié en 1982 une série de tables types de mortalité pour les pays en développement. Elles ont été vite adoptées et largement utilisées, dans l’enseignement comme dans la recherche en démographie. Pourtant, un certain nombre de questions relatives à leur interprétation et à leur utilisation n’ont toujours pas reçu de réponse satisfaisante. Cet article examine les évolutions de la mortalité dans les populations étudiées par la Division de la Population au début des années 1980, et compare les structures de la mortalité de ces pays avec les modèles élaborés par la Division de la Population et avec ceux de Coale et Demeny. Il montre que, pour beaucoup de ces populations, les structures de la mortalité sont mieux représentées par les modèles de Coale-Demeny que par ceux des Nations unies. Parmi ces derniers, certains ne sont pas spécifiques aux régions en développement, et on a observé dans bien des pays développés des structures de mortalité qui ont le même profil. Dans la plupart des populations, les structures par âge de la mortalité ont subi des transformations considérables au cours du processus de chute de la mortalité. C’est sur la base de ces constatations que l’auteur traite un certain nombre de problèmes relatifs à l’interprétation et à l’utilisation des tables types de mortalité des Nations unies.
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