El objeto de este artículo es analizar por qué la reforma de la Ley Concursal, en lo que a inversión del sujeto pasivo del IVA respecta, se queda a mitad de trayecto, y sobre todo, desenmascarar al culpable de que esto ocurra. La víctima no resulta necesario identificarla; es la de siempre: la Hacienda Pública, pariente desheredado de Don Mercado, de profesión -este último- "sus negocios".
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