Martha Elizabeth Laguna Enrique
La historia de la arquitectura funeraria en La Habana comenzó con la construcción del Cementerio General (1806), auspiciado por el obispo Juan José Díaz de Espada, primer campo santo que se construyó en Hispanoamérica, como consecuencia de la Real Cédula de Carlos III del 3 de abril de 1787, que obligó a los ayuntamientos a erigir necrópolis municipales en lugares apartados de los núcleos urbanos y que acabó con la costumbre de inhumar en las iglesias y conventos. Ese recinto funerario inicial, ya desaparecido, fue realizado por el arquitecto francés Étienne-Sulpice Hallet, figura que introdujo el neoclasicismo dentro de la arquitectura habanera.
The history of funerary architecture in Havana began with the construction of the General Cemetery (1806), promoted by the bishop Juan José Díaz de Espada, the first graveyard built in Spanish America after the Royal Warrant of Carlos III dated on the third of April of 1787, which obliged the city councils to build local necropolis in sites far from the urban areas. Thus, the tradition of burying in churches and convents ended. This former funerary area, which nowadays has disappeared, was built by the French architect Étienne-Sulpice Hallet.
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