Hasta la mitad del siglo XIII la línea fronteriza que separaba Aragón de Cataluña era tan difusa como sus respectivas identidades políticas. Sin embargo, en las últimas décadas de la centuria ambos territorios se configuraron como entidades administrativas diferenciadas, como resultado del auge del poder centralizado de los monarcas de la Corona de Aragón y de su peculiar organización territorial; una consecuencia lógica de ello fue la emergencia progresiva de una nítida frontera interna, anteriormente inexistente. El encaje de Ribagorza en uno de los lados de la nueva divisoria generó discrepancias, no solo entre las élites políticas aragonesas y catalanas, sino también entre las propias fuerzas sociales de la zona. En este artículo se pretende mostrar que los distintos intereses de estas últimas en aspectos como el derecho escrito o la fiscalidad extraordinaria fueron la clave del conflicto.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados