Antón Costas Comesaña, Xosé Carlos Arias Moreira
Desde hace un par de años, se viene extendiendo una amplia percepción social de que vivimos en una situación política anómala: que en realidad estamos gobernados no por nuestros representantes elegidos, sino por los mercados globales de capital. Se trata de algo innegable, pero, a poco que se indague, se constata que no es precisamente un fenómeno reciente; por el contrario, constituye un elemento central en el modelo de crecimiento de la economía internacional de las últimas décadas. Aunque es verdad que esta crisis y sus nefastas consecuencias han exacerbado la anomalía, haciéndola mucho más visible para el conjunto de la sociedad.
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