La introducción del zanate mexicano Quiscalus mexicanus en el valle de México por parte del emperador azteca Auitzotl en los años 1486-1502 es la introducción más antigua documentada de un ave en el hemisferio occidental. Esta translocación fue intensamente manejada y se compuso de al menos tres intervenciones humanas: (1) la captura, transporte y liberación de zanates a la capital azteca, (2) la alimentación suplementaria y (3) su protección de la persecución humana y la predación. Aquí se presentan nuevos detalles de esta antigua translocación obtenida de manuscritos del siglo XVI, y se revisa lo que se sabe de cada uno de los cuatro pasos de la introducción. Los zanates fueron traídos desde más de una localidad al norte del Río de la Antigua (región de la costa del Golfo). Después de ser liberados en Tenochtitlan y Tlatelolco, se multiplicaron y dispersaron. Hacia el 1577 se esparcieron por mas de 20 leguas, invadiendo incluso áreas entre la capital Azteca y su rango de distribución natural. La protección total de los zanates introducidos terminó relativamente pronto, durante el gobierno de Auitzotl o el de su sucesor Montezuma II (1502-1520). Un informe relacionado acerca de la translocación de plantas exóticas por parte de los Aztecas puede ser usado como modelo para deducir detalles adicionales de la introducción de los zanates por parte de los Aztecas. Como en el informe de Auitzotl, este escrito sobre plantas muestra que la manera de operar de las translocaciones de los reyes aztecas era no perder ninguno de los propágulos. Para conseguirlo, jardineros experimentados en el cultivo de las plantas exóticas en sus áreas de origen eran importados desde la costa del Golfo junto con las plantas, y se hacían elaborados sacrificios rituales. Se translocaron muchos individuos de cada especie exótica, incrementando la presión de propágulos, asegurando así el establecimiento de las especies.
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