Dos años después de su llegada al poder, Evo Morales sufre el acoso de las fuerzas conservadoras, y Bolivia continúa en un estado de profunda división. La aprobación de una nueva constitución por la Asablea Constituyente, sin la presencia de la oposición, que la ha tachado de ilegal, constituye uno de los factores de esta polarización. Además el Jefe de Estado se enfrenta a la declaración unilateral de autonomía por parte de los gobernadores de las regiones prósperas de Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando.
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