La dictadura del Presidente Ben Alí en Túnez se enfrenta, desde hace varios meses, a una audaz rebelión popular en la región minera de Gafsa, a cuatrocientos kilómetros al suroeste de la capital. Tradicionalmente rebelde, la población de esta zona está harta de la pobreza, de la explotación y del a corrupción. Bastó una chispa para que ardiese toda la zona. Y las fuerzas del régimen no consiguen restablecer el orden. El amotinamiento de este enclave, pese al control estatal de los medios de comunicación, representa el movimiento social más largo, más poderoso y más maduro que haya conocido la historia reciente de Túnez.
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