Con 25 millones de consumidores entre Estados Unidos y Europa, la lucha contra el narcotráfico reclama una responsabilidad compartida con Latinoamérica. Los cárteles mexicanos, los más activos en los últimos años, han establecido ya bases en Centroamérica, los países andinos, EE UU, Europa y África Occidental. En ambos lados del Atlántico deben crearse mecanismos de cooperación con el fin de determinar qué medidas antidroga arrojan los mejores resultados, buscando que las intervenciones sean lo menos dañinas para los individuos y las sociedades en su conjunto, y más efectivas respecto a la rehabilitación y la promoción de los derechos civiles, políticos y económicos de los ciudadanos.
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