El futuro del socialismo español está unido al del resto de la socialdemocracia europea, que ha perdido las ventajas que le daba la relación casi automática entre pertenencia social y filiación política. En la actualidad, la socialdemocracia europea tiene un problema de identidad. No sabe a quién representa. La reflexión sobre cómo debe ser un partido socialista debería articularse en torno a las tres funciones que ese partido debería cumplir: socializar la política, elaborar programas de gobierno y seleccionar al personal político.
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