La mentalidad asentada en los ciudadanos de los países llamados �desarrollados� y de los que han experimentado cambios económicos notables, tiene varios elementos en común. Las características destacadas de esta mentalidad son el individualismo, la competitividad, la cultura del enriquecimiento rápido, y el interés por el bolsillo particular. Esta mentalidad lleva aparejada lo que el prestigioso sociólogo S. Bauman llama �indiferencia moral�. Una mentalidad producto de la sociedad que afecta no sólo al político, sino también a los ciudadanos de a pie, creando ciudadanos cómodos, alejados del interés por la política en mayúsculas, y sólo interesados en unas elecciones si de ello depende algún tipo de contrapartida económica (un empleo, una ayuda social, etc.). Lo anterior puede observarse en mayor medida en municipios pequeños, en donde un buen número de ciudadanos pasan a ser cómplices y protectores del corrupto.
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