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Religión, Citizenship and Obligation

  • Autores: Paul Weithman
  • Localización: Scio, ISSN 1887-9853, Nº. 6, 2010, págs. 103-118
  • Idioma: español
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  • Resumen
    • español

      Este artículo analiza las normas que determinan las reivindicaciones de los ciudadanos con respecto a la religión dentro de la política. John Rawls desarrolló la más influyente de todas en su tratado del razonamiento público y en este artículo prestamos una especial atención a sus argumentos. Con frecuencia se afirma que Rawls ha defendido una posición exclusivista y hostil hacia la expresión pública y política de la religión. Se ha demostrado que sus argumentos provienen de un conjunto mucho más diferenciado de premisas que la mayoría de los argumentos para posiciones exclusivistas. Más concretamente, conectan las normas del razonamiento público con la necesidad de resolver un problema de convicción en una sociedad idealmente justa: lo que él denomina "la sociedad bien ordenada". Ese problema surge porque la sociedad bien ordenada disfrutaría de una especie de estabilidad privilegiada. Al observar el contexto del análisis de Rawls sobre la razón pública emerge una pregunta acerca de la relevancia, si la hay, que este análisis tiene para aquellos de nosotros que vivimos en sociedades que no están bien ordenadas. El artículo concluye suscribiendo algunas de esas cuestiones.

    • English

      This paper concerns norms which govern citizens� appeals to religion in politics. John Rawls developed the most influential such norms in his treatment of public reasoning, and the paper pays special attention to Rawls�s arguments. Rawls is sometimes said to have defended an exclusivist position, hostile to the public political expression of religion. It is shown that Rawls� arguments proceed from a very different set of premises than most arguments for exclusivist positions. More specifically, Rawls�s arguments connect norms of public reasoning with the need to solve an assurance problem in his ideally just society, which he calls �the well-ordered society�. That problem arises because the well-ordered society would enjoy a privileged kind of stability. Seeing the context of Rawls�s discussion of public reason raises question about what, if any, relevance that discussion has for those of us who live in societies that are not well-ordered. The paper concludes by taking up some of those questions.


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