Hasta 1712 la Caja de Quito cumplió regularmente con la obligación de enviar el situado a los presidios de Cartagena y Santa Marta. A partir de entonces, los oficiales reales se encontraron con grandes dificultades para satisfacerlo y escribieron al rey con la esperanza de que, ante la crisis que vivía la región, les liberara de tan pesada carga. En España, el Consejo de Indias analizó los argumentos y las cuentas presentadas por los oficiales reales quiteños y no sólo no les dispensó de enviar el situado, sino que concluyó que era necesaria una visita urgente a la Caja, que finalmente no se produjo.
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