La crisis alimentaria de 2008 ha relanzado el debate sobre las biotecnologías, llamadas a aumentar la productividad de la agricultura africana. Pero, al igual que sus homólogos altermundialistas occidentales, los campesinos del continente negro desconfían de las consecuencias sanitarias y sociales de los organismos modificados genéticamente. Monsanto, empresa estadounidense productora de semillas, ha decidido utilizar diferentes medios para imponer los OGM, con ayuda del presidente de Burkina Faso, Blaise Compaoré. Se organiza la resistencia.
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