Un mes después de concluido un proceso electoral fraudulento Nicaragua permanece fracturada y expectante. Los próximos meses, tal vez años, colocarán a la población nicaragüense que no acepta los resultados de las elecciones ante un dilema: Resignación o Resistencia. O se resigna a aceptar lo ocurrido y todo sigue igual, con más de lo mismo, de lo ya visto en los cinco años que precedieron a las elecciones. O resiste y se organiza para que las cosas cambien.
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