Si hay algún juego que merece el adjetivo de independiente más que ningún otro, ese es Braid. Completamente diseñado, programado y producido por la única persona, Jonathan Blow, con el único apoyo del artista David Hellman, Braid intenta romper con absolutamente todos los convencionalismos, las manías comerciales y los absurdos volúmenes de desarrollo de la industria, y reclama con una fuerza tremenda el videojuego como un medio de expresión artístico y profundo.
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