Se discuten diversas interpretaciones del término tóxico y la necesidad de actualizar la definición adaptándola a los cambios producidos por los avances científicos. Tras analizar los factores que contribuyen a la relatividad del término y sus fronteras, se propone una definición clara y precisa, que pretende ajustarse al concepto más ampliamente extendido de su significado. La nueva definición dice: «tóxico es, para los seres humanos y su entorno biológico no patógeno o dañino, toda radiación electromagnética o corpuscular y todo agente químico no infeccioso, de tamaño no superior a una pequeña partícula o fibra, que, tras generarse internamente o entrar en contacto, penetrar y/o ser absorbido por un organismo vivo, en dosis suficientemente alta, puede producir o produce un efecto adverso directo o indirecto en el mismo no manifiestamente relacionado con su temperatura o con una diferencia mensurable de potencial eléctrico». El conocimiento científico precisa definiciones exactas que eviten ambigüedades.
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