A los veinte años de su independencia, Ucrania, Moldova y Bielarús, países vecinos del Este de la UE, no solo no han conseguido convertirse en estados plenamente democráticos, sino que en realidad han invertido o paralizado algunos de sus logros democráticos. Este artículo ofrece un análisis de las tendencias políticas en los tres países citados y sostiene que el acercamiento de todos ellos a la Unión Europea coexiste con algunos modelos de gobernanza y modos societales de estilo ruso. La autora argumenta que si bien la transición democrática de la región a corto o medio plazo no se puede asegurar, desde una perspectiva a más largo plazo, en cambio, la integración europea y la adopción de valores europeos en Ucrania, Moldova y Bielarús es muy probable.
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