El empleo del oro en la pintura gótica es un recurso bellísimo.
Por un lado cumple una función espiritual y simbólica, y por otro es una manera plástica de resolver el problema de la luz. El oro representa la imagen de Dios en la tierra, su Amor Divino, su luz sobrenatural. A la vez, plásticamente aísla las figuras del fondo creando un espacio atemporal y eterno que les confiere un significado singular.
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