Mitad música, mitad ruido, las Soledades es un anti-poema que renuncia a hablar hablando, una especie de oráculo que 'no dice ni oculta, sino indica por medio de señas' (Heráclito). Mi intención es escuchar tal oráculo en el sentido casi psicoanalítico del verbo 'escuchar', es decir, dejarlo hablar escandiendo sus fallas, sus lamentos, sus negaciones, sus silencios. La primera parte del ensayo sitúa la estética de la disonancia gongorina dentro del marco de la filosofía de Heráclito y su noción de la armonía de contratensión o armonía invisible. La segunda estudia cuatro tipos de armonía de contratensión relacionados con el acto de hablar, a saber, hablar y llorar, hablar y hacer ruido, hablar y farfullar, y hablar y no hablar.
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