J. M. Casanova Seuma, X. Soria
La formación de un residente de Dermatología en España se fundamenta en la adquisición de las competencias diseñadas por la comisión nacional de la especialidad1, mediante una responsabilización progresiva y una supervisión decreciente, hasta alcanzar suficiente autonomía para poder ejercer la profesión. Para la adquisición de dichas competencias el residente debe realizar una serie de rotaciones que forman el itinerario formativo estándar de la especialidad, que debe adaptarse a las características de cada centro. El proceso docente se completa con las sesiones clínicas en los servicios, los cursos, el estudio individual y el feedback diario, las comunicaciones a reuniones y congresos y la redacción de artículos científicos.
Como la mayoría de actividades complejas, la docencia requiere una planificación que incluya el listado de las tareas a realizar para conseguir los objetivos de aprendizaje y la evaluación de los resultados. La acción tutorial es imprescindible para acometer estas funciones.
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