Con el viento a favor gracias al triunfo en mayo de François Hollande en las elecciones presidenciales, el Partido Socialista (PS) francés tiene muchas razones para ser optimista de cara a las legislativas, cuya primera vuelta tendrá lugar este domingo. El buen pie con que ha comenzado su mandato el nuevo jefe de Estado sirve de impulso para unos socialistas que disponen de unos sondeos que hablan de victoria en una batalla electoral aparentemente ganada de antemano. Sin Sarkozy, las fuerzas políticas de centro-derecha han quedado desorientadas y sufren enfrentamientos intestinos. Además, el temor a la parálisis que entrañaría una cohabitación invita a votar progresista.
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