Unos le piden que practique una oposición más cañera. Otros, que profundice en los puntos de encuentro con el PP de cara a un posible pacto de unidad nacional ante la crisis. Atrapado entre dos fuegos y dos responsabilidades - una ante el Estado, otra ante el Partido - , Rubalcaba ha dejado entrever estos días sus responsabilidades. La presión de los críticos, encabezados por una reaparecida Chacón, le ha forzado a endurecer sus planteamientos en dos temas "calientes": la comisión de investigación sobre Bankia y la votación de la reforma financiera del PP. Una victoria pírrica para los "chaconistas", bastante menguados tras su fracaso en el 38 Congreso, y una de cuyas piezas clave, el andaluz José Antonio Griñán, afronta una etapa incómoda en el caso de los EREs.
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