El filme Memorias del subdesarrollo (1968) de Gutiérrez Alea ha sido interpretado como una denuncia sin reservas de su protagonista 'burgués'. Esta perspectiva concuerda con el discurso escatológico del Hombre Nuevo que dominaba la Cuba de aquella época y que sin duda marca a la película. También tiene el mérito de coincidir con los comentarios del director. Sin embargo, si prestamos atención a otros comentarios de Gutiérrez Alea y volvemos asimismo a la novela de Desnoes, emerge un filme distinto. Gutiérrez Alea insistió en la necesidad de criticar la Revolución para mantenerla a salvo de los mercaderes del dogma � aquellos que se atribuyen ser los depositarios únicos del legado revolucionario. El protagonista burgués, que se odia a sí mismo pero no menos a la burguesía cubana, cumple esa función crítica. En esto está apoyado por la estética vanguardista del filme, que está diseñada para épater a los revolucionarios burgueses.
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