Todos conocemos a las algas, esos variados y coloridos miembros del reino de los protistas, tan molestos e indeseados por los bañistas y, a la vez, tan apreciadas y comunes en la gastronomía de diversos países, como los del sur del Pacífico. Sin embargo, fuera de su faceta como compañero fortuito de nuestros baños o plato típico de países exóticos, en los últimos años los científicos están empezando a apreciar a estos organismos por la fuente de productos terapéuticos que constituyen.
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