Ya nada volverá a ser igual para Rajoy tras su comparecencia en el Congreso. El presidente ha cruzado su particular Rubicón, desentendiéndose del programa electoral que le llevó a la Moncloa y reconociendo abiertamente que está gobernando al dictado de Bruselas. Tras el rescate a los bancos y la prórroga de un año en los objetivos de déficit, los grandes socios de la Unión han exigido a Rajoy un plan que haga posible equilibrar las cuentas públicas. Un plan vigente hasta 2014 y que supondrá un ajuste de 65.000 millones de euros, gracias, entre otras medidas a corto plazo, a la subida del IVA, a la reducción de la prestación por desempleo y a otra vuelta de tuerca a los empleados públicos.
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