José Enrique Molina, Carmen Pérez Baralt
Transcurridos 40 años desde el derrocamiento de la dictadura perezjimenista, el 23 de Enero de 1958, resulta pertinente una evaluación de la democracia venezolana, analizando las condiciones de su implantación y las transformaciones ocurridas en el sistema de partidos, así como sus efectos: luces y sombras. El modelo político de 1958 trajo consigo consecuencias positivas como las libertades cívicas, el pluralismo político y un sistema democrático que sobrevive pese a las dificultades por las cuales atraviesa; pero también aspectos negativos como la centralización, la partidocracia y el clientelismo. El nuevo reto de la democracia venezolana actual consiste en la superación de sus deficiencias, para lograr la relegitimación de sus instituciones.
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