La sociedad chilena ha entrado a un largo proceso político-electoral. A fines de 1997 se elige nuevo parlamento. El resultado de esa elección será decisivo para los efectos de definir, primero, la mecánica a seguir en la designación de los candidatos presidenciales de los respectivos bloques, y luego, los propios candidatos. Proceso que ocupará buena parte de 1998. El periodo culmina a fines de 1999 con la elección presidencial. Pese a los extensos lapsos, la política chilena ya se encuentra, en lo fundamental, ordenada en virtud de la sucesión presidencial.
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