No hay duda de que la mejor manera de evaluar el Servicio Social es a través del impacto de éste en la población atendida, pero no sólo en términos de beneficios para la población sino también para las instituciones de salud y para los propios pasantes. El problema es contar con la información que permita medir esos beneficios y, más difícil aún, hacer confluir diferentes vertientes de resultados, pues, en tanto que pudiese ser afirmado que la población ha sido beneficiada, alguien podría argumentar que no. También cabría la especulación sobre la proporción en la que se beneficia el sector salud al contar con esa mano de obra de mínimo costo en relación con los beneficios para la población y para los pasantes. De esta manera, sería posible evaluar el Servicio Social como política pública, como acto médico y como proceso educativo, si es que en efecto lo fuera.
En el caso de los pasantes, la evaluación no puede ser hecha solamente en términos de consultas, ya que también se realizan acciones preventivas y medidas de promoción de la salud cuyo impacto es aún más difícil de medir.
The best way to assess the Social Service is by measuring its impact on the population, on the health care institutions and on the very students in Social Service. Yet, we have to face the difficulty to obtain reliable data to measure those benefits beyond any doubt.
How much the health system is really benefited from these students in relation to the benefits for the population and to the students themselves is also a matter of speculation. Thus, the Social Service could be evaluated as a public policy, a medical act, and a teaching process, if it is really so.
The number of consultations provided is not enough, since also preventive actions and health promotion activities are also performed which are even harder to be measured.
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