De seguro nada nuevo a lo ya conocido en políticas y estrategias de control de drogas nos propondrá la administración Clinton. Mientras la nueva estrategia es asumida por la administración ésta se adecúa a aquélla y las asignaciones presupuestarias son coherentes con las nuevas propuestas - mayores gastos en educación preventiva y tratamientos de salud y menores en represión indiscriminada -. Asimismo, debemos esperar las readecuaciones del sistema internacional de control de drogas a las nuevas orientaciones de Washington.
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