Además de hacer las cosas bien, hay que poder demostrarlas. Regir las actividades de mantenimiento mediante instrucciones, hojas de trabajo, procedimientos, actas, etc....ni siquiera es sinónimo de buena práctica: se da por hecho, quien no lo hace se ve como intruso. Es con profundidad, comprensión, implementación, puesta al día con la legislación en vigor de un buen soporte documental de las actividades de mantenimiento con lo que se ahorrarán incidentes o accidentes o al menos, en caso de existir, se podrán trazar mejor los errores para evitarlos y las responsabilidades para depurarlas.
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