Símbolo de los tiempos, vanguardia de la diosa de la velocidad, el supertrén llamado AVE (Alta Velocidad Española) contiene en su concepción y su desarrollo una de las más comunes falacias del desarrollo: el ahorro de tiempo, la competencia con la carretera y el avión, el progreso hacia la ubicuidad y la multiplicación de capacidades que el tiempo nos regala al desenvolvernos más deprisa. Más grande, más rápido, más fuerte, es el eslogan que desde el frontispicio de una sociedad alegremente incursa en la carrera desarrollista invade el imaginario popular y enraíza somentiendo voluntad y libertad a una exhibición tecnológica que no responde a ninguna necesidad o demanda social. Defensores habituales del tren, los ecologistas están en contra. Y para complicar las cosas, ETA se opone a la construcción del AVE Madrid-Euskadi.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados