La nueva cúpula oficialista paraguaya, conformada por hombres estrictamente leales al general Alfredo Stroessner, está realizando un esfuerzo imponderable para aparentar una reforma política, en el afán de constituirse en alternativa válida frente a la inquietud generalizada sobre el futuro del país. Los "militantes", como se autodenominan los políticos fieles al general Stroessner, reformaron radicalmente su discurso político, a partir del "triunfo" en las "elecciones generales" de febrero de 1988. Las viciadas votaciones aseguraron al decano de los dictadores del occidente, otros cinco años de mando, para completar un período ininterrumpido de 39 años.
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