Al rehabilitar póstumamente a viejos dirigentes bolcheviques hechos fusilar por Stalin en los años 30, el actual líder soviético Mijail Gorbachov no sólo intenta corregir monstruosas perversiones judiciales e históricas, sino que también - aunque no lo diga - rescatar la vigencia de ciertos postulados políticos de los ejecutados. El caso más notable es el de Nicolás Bujarin. Sus advertencias sobre el Super-Estado que verá levantarse en la URSS, que aplastaría toda iniciativa en la base social, sus estudios sobre el mercado en el socialismo, su concepción de la alianza político-social, reaparecen en documentos actuales del PCUS. La recuperación de la figura de Bujarin, y de otros prominentes ajusticiados, sin embargo, ha servido más que nada para que la sociedad soviética inicie un autoexamen a fondo sobre los horrores vividos - y tanto tiempo silenciados - bajo eso que se continúa llamando aún "dictadura del proletariado". Este artículo analiza ambos aspectos de la reivindicación de Bujarin, mencionado alguna vez como posible sucesor de Lenin.
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