No se ha podido establecer si el debate ante la televisión de los candidatos presidenciales determina el ganador en los comicios, pero al menos es evidente que cientos de miles - o millones de votantes, según el país - modifican su actitud luego de ese enfrentamiento ante las cámaras. Una instancia audiovisual ha pasado así a ser tan importante como todo el resto de la campaña electoral, haciendo surgir la necesidad de reglamentarla hasta en sus menores detalles. Y la historia política más reciente en América Latina está llena de casos en que, por no atender a las reglas del espectáculo, un "seguro vencedor" perdió a ultima hora en la pantalla, y luego en las urnas. Este artículo desarrolla el tema en torno al primer debate presidencial, Nixon-Kennedy, 1960, que dio nacimiento a esta institución irreemplazable en el mundo de hoy.
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