Los grandes miedos colectivos -a los inmigrantes, al terrorismo, a la tecnología, a la enfermedad...- se están multiplicando, estimulados a veces por quienes encuentran en ello un beneficio. Porque, desde los proveedores de guardias jurados y escoltas hasta las industrias farmacéuticas, es sabido que la ansiedad constituye un mercado. En el fondo, el pánico actual por la nueva gripe A presenta un espejo en el que se miran nuestras sociedades. En él se reflejan los intereses, los fantasmas y las sombras de una regresión oscurantista que acusa a los científicos de nefastos propósitos. Todo se resume a lo siguiente: ¿cómo reducir lo antes posible el riesgo para evitar la angustia permanente?
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