"El problema del hambre ya era grave cuando los precios de la comida eran razonables y cuando el mundo vivía en un periodo de prosperidad. Pero la crisis alimentaria mundial (2006-2008), seguida de la crisis económica, ha creado una situación catastrófica", constata Daniel Gustafson, director de la Oficina de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Sin embargo, el Programa Alimentario Mundial (PAM) ha visto cómo su presupuesto se reducía de 6.000 a 3.000 millones de dólares entre 2007 y 2008. Según la FAO, bastarían 30.000 millones de dólares anuales para reducir a la mitad, de aquí a 2015, el número de personas que sufren de hambre. Esto es menos de una décima parte de las subvenciones concedidas a la agricultura de los países ricos. Cuando se celebre la Cumbre Mundial sobre la Seguridad Alimentaria, del 16 al 18 de noviembre en Roma, se seguirá planteando un problema clave: ¿qué modelo agrícola permitirá alimentar a los nueve mil millones de seres humanos con los que cuente el planeta en 2050?
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