La excelente revista El Periodista de Buenos Aires publicó a mediados de mayo una fotografía trucada de Raúl Alfonsín, en la cual el presidente, vitoriado por millones de argentinos menos de un mes atrás, aparecía maltrecho, con un "ojo en tinta". Una vez más, la opinión popular argentina parecía haberse dado vuelta con fácil emotividad. "Un perdón atroz y aberrante" decía el titulo, anticipándose a la aprobación lograda en el Congreso de la ley de "obediencia debida", que virtualmente exonera a unos 400 oficiales, de graduaciones altas para abajo, de responsabilidad en los crímenes cometidos durante la "guerra sucia".
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