Este trabajo se refiere al papel de la canción en la cooperación regional, en el encuentro de América Latina consigo misma, como también en su aproximación con Europa.
La nueva canción latinoamericana ya tiene más de veinte años de andar sembrando un sentido de vida, dice el autor. La canción se hizo nueva antes que los hombres de la integración y la cooperación política descubrieran lo nuevo de su oficio. La integración y la cooperación entre los países, pasa por la voluntad de los pueblos, por la hermandad sentida. Sostiene que para encontrarnos con los hermanos que más allá de América Latina vibran con las verdades y esperanzas de este continente, hay que avanzar en nuestras propias dimensiones de integración. Y cuando la democracia se recupera o se profundiza, el canto construye redes de crecientes símbolos comunes.
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