La conocida crisis de pagos de 1982 sufrida por México, debido a la caída de los precios del petróleo, al alza de las tasas de interés y la fuga masiva de capitales, aún deja sentir sus efectos. El autor examina el programa de estabilización impulsado por el gobierno, de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, que básicamente consistió en la reducción del déficit público, la devaluación de la moneda, y el cambio en la fijación del salario mínimo con respecto a la inflación.
Se ha provocado una fuerte reducción del poder adquisitivo del salario real, un aumento de la tasa de desempleo y un marcado deterioro en el componente social del ingreso (educación, salud, seguridad social).
En resumen, el autor, con abundantes datos, comprueba cómo este programa de ajuste ha conducido a una recesión del conjunto de la actividad económica y a un persistente proceso de empobrecimiento de la población.
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