El precipitado final del régimen de Saddam Hussein representa una suerte de terremoto para el mundo árabe, sólo comparable con episodios como la Guerra de los Seis Días. La incógnita sobre el impacto y las consecuencias que la aventura de Washington tendrá para los mil trescientos millones de árabes sólo se develará con el tiempo. Lo cierto hasta ahora es que la fuerte presencia militar anglonorteamericana en Irak, que se suma a la de las tropas que permanecen en Afganistán, representa una amenaza directa para el conjunto de los países árabes y que repentinamente, Arabia Saudita, Irán y Siria pasaron a tener fronteras con Estados Unidos.
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