En China, la reciente transmisión del poder de una generación a otra ha sido relativa y muy ordenada; quienes se van conservan una cuota de poder y capacidad de influencia a través de algunos resortes del poder y del manejo de viejas alianzas y lealtades. La evolución política china ha sido mucho menos relevante que su desarrollo económico y lo cierto es que, por ahora, sólo está experimentando -y tímidamente- con el mecanismo democrático por excelencia: las elecciones. Según el autor, es probable que en 2007 acceda al poder la quinta generación de dirigentes chinos, quienes tendrán entre sus cuadros a hombres y mujeres formados, en muchos casos, en Estados Unidos, y esto puede generar un vuelco en el proceso de democratización política.
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