Toda sociedad se enfrenta hoy al desafío de encarar su política de desarrollo en un contexto global donde las nuevas variables, tanto por su orientación como por su velocidad, desafían la capacidad de reacción de todas las economías. Esta situación resulta, no obstante, particularmente rigurosa para los países en desarrollo. El autor plantea un camino propio para el Mercosur, considerando el grado de libertad económica, política y comercial que posee cada uno de los socios, con el objetivo de aumentar la producción, incorporar tecnología de última generación y mantener un equilibrio razonable que se refleje tanto en el nivel de empleo como en la calidad de vida de los habitantes de la región.
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