En esta época signada por la globalización económica, los procesos de integración y la comunicación instantánea, surge una serie de interrogantes sobre el papel de las cancillerías. El autor aborda estas cuestiones y demuestra la necesidad de intensificar y optimizar las actividades de la diplomacia argentina en momentos en que la principal tarea de gobierno consiste en incrementar las ventajas competitivas del país y proyectar una imagen sólida y confiable. Finalmente, establece las prioridades que hoy deben orientar a la política exterior argentina, y propone la integración de la Argentina al NAFTA, junto con Chile y Uruguay.
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