Tras una vida preparándose para trabajar y mostrar al mundo sus conocimientos, para salir al mercado ofreciendo y no pidiendo; idiomas, carreras universitarias, másteres, conocimientos de informática, cursos... que ahora no sirven para nada que no sea llenar líneas de un currículo. El Fondo Monetario Internacional ha decidido calificarla como la Generación Perdida, unos jóvenes que debieran estar ascendiendo en sus primeros años de vida profesional, que debieran estar construyendo las bases de su futuro, de su familia, pero aún siguen en casa de sus padres, muchos de ellos con paga mientras alguno de sus amigos ya han decidido marcharse al extranjero con sólo un billete de ida
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